SANTO DOMINGO. Joseíto Mateo hizo su debut en la industria musical en tiempos muy convulsos. Una época difícil en la que todas las libertades públicas estaban limitadas en la República Dominicana. Sin embargo, su carisma natural y su característico estilo a la hora de cantar fueron determinantes para convertirse en una leyenda.
El ‘diablo Mateo’ o ‘El rey del merengue’, son motes con los que se le conoció a su paso por los más importantes escenarios. Inició su vida artística en la era del dictador Rafael Leónidas Trujillo, conectando inmediatamente con el público dominicano que no paraba de bailar sus contagiosos merengues. Lo hizo en el cabaret El Tocón, ubicado a la orilla del Río Nigua, en San Cristóbal.
Tiempo después decidió expandir su música a niveles internacionales, en parte por la opresión que se vivía, por lo que se estableció en Cuba, donde perteneció a la “Sonora Matancera” y cantó junto a Celia Cruz. Después del asesinato de Rafael Trujillo el 30 de mayo de 1961 y el fin de su dictadura, Joseíto decidió irse a probar suerte en Puerto Rico.
En 1962, Joseíto participó como vocalista en la primera gira del “Gran Combo” a Panamá, para promocionar el disco “El Gran Combo con Joseíto Mateo”. Allí conoció a los jóvenes cantantes Pellín Rodríguez y Andy Montañez, quienes terminaron por sustituirlo en la agrupación puertorriqueña. Viajó además por Venezuela, Curazao y Haití, entre otros países de Latinoamérica.
Mateo tuvo que regresar al país a “limpiar su nombre” como dijo en una entrevista de la época. “El Gran Combo estaba muy bien conmigo, me adapté a cantar plena, bomba, guaracha, boleros, pero después me tuve que regresar a Santo Domingo a limpiar mi nombre. Le estaban cayendo atrás a todos los que estuvieron con Trujillo, y en la República decían que yo era un espía y andaba huyendo”, dijo en esa época.
Su amplia discografía
Mateo fue uno de los artistas activos más longevos de la historia con casi 40 producciones discográficas y más de 100 canciones interpretadas. Se nutrió de las raíces del merengue y se constituyó en un singular exponente del mismo. Su estilo innovador se caracterizó por una participación en escena enriquecida por su particular forma de bailar y cantar. Algunos de sus temas más conocidos son Madame Chuchí, Dame la visa, La cotorra de Rosa y La patrulla.
Reconocimientos
El 11 de noviembre de 2010, Mateo fue reconocido en los Grammy Latinos con el premio Excelencia Musical que entrega la Academia Latina de la Grabación, por sus aportes a la música latina.
En 2014 el Congreso Nacional de la República Dominicana lo declaró Rey del merengue. Además, la Cámara de Diputados lo reconoció como “Leyenda viva del merengue y de la música popular dominicana”.
También recibió el Botón de la Hispanidad en Nueva York y fue declarado Mariscal de la Primera Parada dominicana de Puerto Rico.
Le fue otorgado el premio ACE por sus 70 años de carrera artística; Su nombre fue colocado a una de las calles del barrio del Bronx en Nueva York y en el 2004 recibió el premio El Soberano, de los antiguos Premios Casandra.
Mateo vivió una vida dedicada a la música, al merengue y al arte en general.
Merengueros expresan pesar por su muerte
Juan Luis Guerra, Héctor Acosta, José Peña Suazo, Milly Quezada y Sergio Vargas, fueron sólo algunos de los merengueros que destacaron las cualidades artísticas y personales del “Diablo Mateo”.