A finales del año pasado, funcionarios en el Concejo Municipal unieron esfuerzos para promover legislación que facilitara el acceso a los terrenos de Hart Island, en Nueva York, a la comunidad en general.
A la cabeza de las iniciativas se encontraba el concejal Ydanis Rodríguez, quien presentó medidas para transferir 101 acres del espacio al Departamento de Parques de Nueva York (NYC Parks) y facilitar la entrada mediante ferry. Cambiar la jurisdicción de Hart Island del Departamento de Correcciones (DOC) al de Parques reduciría las medidas de seguridad necesarias para acceder al espacio, muchas de las que han sido criticadas por parientes de algunos fallecidos enterrados en la isla.
“Nosotros debemos hacer de Hart Island un lugar apropiado de última morada”, dijo en aquel entonces Rodríguez en una audiencia. “Esto es sobre darle respeto y dignidad a la gente que está enterrada en la isla y los parientes que tienen que pasar por el largo, y, en momentos, complicado proceso para visitar a sus seres queridos que han sido enterrados allí”.
El alcalde Bill de Blasio firmó la legislación impulsada por Rodríguez. Al momento de anunciar la noticia, el alcalde manifestó que la intención del proyecto era recordar dignamente a todos los que han sido enterrados en Hart Island por generaciones.
“Ellos son neoyorquinos, ellos son parte del tejido de nuestra vida. Y yo creo que es un recordatorio a todos de las muchas personas que han construido esta ciudad, que han hecho esta ciudad grande, cuyos nombres tal vez nunca sabremos, y eso es una triste realidad, pero no les quita su condición de persona, no les quita su lugar en la historia. Esto no les quita lo que son como seres humanos”, planteó en una conferencia de prensa. “Es importante reconocer que muchos sufrieron injusticias y no vamos a dejar que la historia termine así”, sostuvo.
La también llamada “isla de los muertos” cobija los restos de al menos un millón de fallecidos en Nueva York desde hace 150 años. Por un $1 la hora, reclusos de Rikers Island con condenas menores entierran cuerpos en el lugar, la mayoría de pobres, cadáveres no reclamados, niños que nacieron sin vida y enfermos con padecimientos crónicos como VIH.
Sin embargo, la isla al este de El Bronx, se ha vuelto tema de discusión en los pasados días luego de que reportes de medios locales e internacionales reseñaron imágenes de fosas comunes con cajas de muertos en plena crisis por coronavirus en Nueva York.
Imágenes desde un drone mostraban esta semana a al menos una docena de reos en vestimenta blanca depositando cajas de muertos en lo que parece una fosa compartida.
Aunque desde principios de semana, los reportes de mayor movimiento en el terreno acapararon los medios, no fue hasta este viernes que De Blasio aclaró la información directamente.
Hoy, De Blasio indicó en una serie de tuits, que, a excepción de los cuerpos no reclamados de víctimas del coronavirus, ningún otro cadáver de enfermos con COVID-19 serán depositados en el lugar. De paso, el funcionario rechazó la información ampliamente difundida, de entierros de pacientes muertos por la enfermedad en fosas comunes.
Con anterioridad, el líder político había dicho que el espacio podría ser usado de manera temporal para el entierro de enfermos de COVID-19, en vista de reportes que indicaban que parques en la Ciudad serían utilizados.
Sin embargo, agregó que el uso de la isla sería una movida de contingencia en caso de que el número de muertos no se reduzca con el paso de los días.
“Ojalá y nunca lleguemos a esas muertes y podamos enfocar nuestras energías en salvar vidas”, indicó en ese momento.
Pero, más allá de los reportes sobre el destino de los muertos por COVID-19 en la Ciudad, el valor histórico del espacio data del 1654.
La isla ha tenido varios usos desde que un médico inglés la compró a los indígenas el referido año, de acuerdo con un reporte de la agencia Efe.
Durante la Guerra Civil estadounidense, el lugar sirvió de cárcel; mientras que durante la Segunda Guerra Mundial se usó como campo de entrenamiento.
Ademas, desde que fue comprada por la ciudad de Nueva York en 1868, ha sido la sede de una institución psiquiátrica y otras instituciones médicas, un centro para jóvenes delincuentes y una prisión, antes de servir como fosa común.