Toshiko Ishii, que gastó 151.000 euros (180.000 dólares) en la renovación de su albergue tradicional japonés con la vista puesta en los turistas que vendrían por los Juegos Olímpicos de Tokio -aplazados de 2020 a 2021-, teme que finalmente no se permita la entrada a extranjeros.
Para los próximos días se espera la declaración oficial de los organizadores de los Juegos sobre la presencia de espectadoresextranjeros, con los trabajadores del sector turístico japonés en vilo por la posible prohibición.
Los expertos afirman que esta decisión tendrá un impacto menor en el turismo que el que tuvo la pandemia, en parte porque el turismo nacional despega a medida que la vida vuelve a la normalidad en Japón.
Sin embargo, es un contratiempo más para un sector que buscaba continuar con los Juegos la dinámica de crecimiento que trajo consigo la Copa del Mundo de Rugby de 2019.