SANTIAGO – El 17 de marzo de 1975, en la periferia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo UASD, una bala cegó la vida de una de las plumas mas excelsas del periodismo Dominicano, las huellas de este indómito guerrero de la comunicación social, han abierto surcos imperecederos en la conciencia de demócratas y revolucionarios.
«Asesinaron a Orlando Martínez «, era el titular de los medios periodísticos, reseñando la infausta noticia que lleno de estupor la opinión pública nacional e internacional, trayendo consigo la condena moral a un régimen que navegaba entonces en medio de iniquidades y turbulentas aguas que presagiaban el principio del fin.
Orlando Martínez, caía victima de la intolerancia y el totalitarismo que no soportaba verlo plasmar con su pluma, el pensamiento viril de un hombre que cayó de bruces al abrazar la muerte, pero que nunca de forma genuflexa se arrodillo al poder nacional y mucho menos al poder imperial que en ese entonces exhibía el halcón sediento de sangre, en medio de una cruenta guerra fría.
El último artículo escrito por Orlando, fue visto como el desafió del pequeño David moderno al inmenso Goliat, lo que desato la furia de los demonios, que diseñaron el plan macabro de mutilar la mente prodigiosa e intentar callar su voz.
Sus verdugos se refugiaron por varios años en una página en blanco, pero afortunadamente varios de estos agentes sanguinarios pagaron en justicia por el hecho y los que evadieron la endeble justicia han de sentarse en el banquillo ante Dios, con el agravante para ellos que allí no hay soborno, influencias, ni habeas corpus vergonzantes.
43 años después, Orlando vive en la conciencia de todos los dominicanos prohijadores de sentimiento democrático,