Por Fernando Peña
Un partido político es una entidad de interés público que tiene como fin promover la participación de los ciudadanos en la vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como organizacion de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público.
Todo esto debe está sujeto a los programas, principios e ideas que postula y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo.
Santiago es la Capital de la provincia y de la región del Cibao, es la segunda ciudad de mayor importancia de la República Dominicana después de Santo Domingo (República Dominicana).
Santiago ha sido testigo de importantes eventos históricos. Cabe mencionar la Batalla del 30 de Marzo (1844) o Batalla de Santiago, con la cual los dominicanos consolidan su independencia de la vecina República de Haití, y tuvo lugar en el actual Parque Imbert de esta ciudad.
Fue capital de la República Dominicana durante la guerra de la Restauración (1865-1866), Santiago ha contado con importantes personalidades que en el campo político, económico y social del país.
Santiago es la principal provincia en importancia del país.
Santiago aporta entre un 14 un 16% al PIB del país.
En ese contexto deben entender los lideres de los partidos políticos, los partidos políticos, que en Santiago se precisa de dirigentes de sus organizaciones que estén acordes con sus ideas y principios, pero que además sean individuos aglutinantes, representativos, voces de ese crecimiento, de los reclamos y demandas locales y nacionales a todos los niveles, sociales, económicos, cultuales, políticas.
Dirigentes políticos que sepan y comprendan el mundo globalizado que vivimos.
Que sepan esos dirigentes en Santiago ( y a nivel nacional) que lo que es solo una “parte” (el partido) puede asumir el aval del “todo” (o de la mayoría).
El PRD en Santiago necesita de dirigentes con representación y representatividad…
A los dirigentes actuales de Santiago le ha tocado una dura tarea, han administrado crisis, desconcierto, son hombres y mujeres con buena imagen e identidad partidaria.
Pero, a partir de ahora el PRD tiene que dar el salto político.
El PRD en Santiago tiene que abocarse ya a reunir, organizar, direccional sus cuadros hacia el partido, para hacerlo crecer, disciplinar. Fuera de grupos, figuras e intereses particulares.
Crear una corriente unificadora, que sin estar por encima de las autoridades partidarias trabaje rápido hacia dentro y hacia fuera ,que muestra el nuevo esquema, nuevo criterio del PRD en el quehacer político.
Luego de ese trajo de imagen y organizacional, prepararse para elegir lo mejor, dirigentes con buena imagen personal, integradores, con buenas relaciones sociales, empresariales, profesionales, políticas, que “viva cerca de la gente”.
Que entusiasme y crea expectativas e ideas… dirigentes que justifiquen la confianza, como tener dedicación y abnegación militante y éxito personal, no sin olvidar mostrar una “familia feliz” y sólidos apegos sociales (a la patria, al trabajo, etc).
Que mostremos la diferencia de un PRD entre “antes” y “ahora”. Actualizado, moderno, adecuado a los nuevos tiempos.
Necesitamos de dirigentes que den importancia al debate, a las ideas en lugar de la violencia física como modo de enfrentamiento con los rivales.
Que sepa que, en la democracia, se conversa con los amigos, se negocia con los aliados y se polemiza con los adversarios, pero no se usa la coerción para triunfar, ni la injuria, ni la difamación.
Esa es la nueva regla del PRD liderado por Miguel Vargas. La violencia física (sublimada, contenida o reprimida) se substituye y compensa con la violencia y los enfrentamientos verbales.
Se trata de “destruir” con palabras, de vencer y liquidar al “enemigo” con las armas de la lógica y de la elocuencia y los hechos.