Al mirar las críticas que el alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, vertió en días pasados contra del presidente Joe Biden, uno se preguntaría si no estamos en la antesala de un desacuerdo político aún mayor.
La ofensiva de Adams coincide con el primer aniversario de que los gobernadores de Arizona y Texas comenzaran a enviar autobuses con migrantes que llegaban a la frontera sur. Según cifras oficiales, en el último año el número de solicitantes alojados y recibiendo servicios en la ciudad de Nueva York rebasa los 35 mil.
Adams, que no ha sido especialmente terso en sus reclamos al presidente, primero culpó lo culpó por no acelerar los permisos de trabajo para que muchos de esos solicitantes de asilo puedan ser productivos. “No quieren nuestro refugio ni comida gratis, sino trabajar”, empujó.
Tres días después volvió a acusar al gobierno federal de darle la espalda a Nueva York llegando al grado de acusar que “la ciudad esta siendo destruida por la crisis migratoria”.
